Nuestra manera de vestir se concibe como un elemento que forma parte de la historia del hombre. Informa sobre el entorno social, económico, político y cultural. Posee una dimensión artística comparable al resto de las artes, y sirve para comprender las características estéticas de cada momento.
Probablemente sólo unos pocos se paren a pensar que detrás de un objeto aparentemente tan cotidiano como un bolso de mano se esconde una historia extraordinariamente rica y que a lo largo de sus varios siglos de existencia ha experimentado un importante desarrollo.
Las tendencias de la sociedad y la moda marcan la evolución del bolso empleado para transportar efectos personales desde la Edad Media hasta la época moderna. Desde sus inicios, el bolso ha resultado un complemento útil tanto para mujeres como para hombres. Paradójicamente el bolso es un accesorio
El desarrollo del diseño de bolsos se ve fuertemente determinado por el mundo de la moda. El bolso sigue utilizándose para complementar prendas de ropa y no deja nunca de adaptarse a las tendencias que se van sucediendo.
Los diseñadores parten de varios puntos: la funcionalidad, la forma, el material, la moda y la emoción. Ponen especial atención a las demandas prácticas que debe satisfacer.
El bolso es importante. La mujer guarda el alma en el armario y sus secretos en el bolso. Éste le acompaña, se amolda a ella, manifiesta su personalidad, y es lo que mejor interpreta su etilo de vida.